7.01.2007

Danza.


El mundo y la vida tiene miles de formas de expresión, al ser humano le es imposible estar estático, esta en constate comunicación. Una de las formas que ha despertado en mi curiosidad por su emotividad seductora es el baile. No soy un gran bailarín y el deseo de algún día poder ser parte de ese mundo que baila, es lo que motiva que observe con tanta pasión a quienes bailan o vive de alguna forma de este arte.
El baile es como un universo tal como el que conocemos, la vida es en si el mundo que sentimos. Seria algo inadecuado para la lógica que uno vive como baila, ya que la mayor parte del tiempo tenemos una vida antes de empezar a bailar, después de probar el baile y su magia, se podría decir que ya hay personas que vive la mayor parte de su tiempo bailando, ya sea en un pista de baile, o su corazón mientras trabaja o se apega a una rutina diaria. Mi intención es interpretar que he observado que hay personas que bailan con una libertad enigmática, que aun en el trabajo la música les levanta el animo y cerrando los ojos, o con lo ojos abiertos y el corazón latiendo pueden verse bailando o recordar lo que del baile más les gusta. Por esto mismo un ser humano baila como vive.
Para la psicología puede ser una manera de sublimar la vida cotidiana, una manera de hacer conciente lo reprimido, de engañar a nuestra conciencia para llevar a cabo dos esperanzas que negamos. La libertad y el amor.
En el camino de conocer, encontrar, crear y sentir el amor parte de los argumentos es negarlo, negar el amor y la libertad es parte de conocer y crear ambos arquetipos en nuestra psique, en nuestra espiritualidad, aun en nuestro cuerpo. El miedo a amar y ser libres se puede notar en la infidelidades, en la soltería por elección propia, el sentimiento de vació y nausea que se siente en diferentes partes y edades de la vida humana, en la soledad real y el abandono aun imaginario. En el baile, en pareja o solitario, en una pista o en nuestro cuarto privado frente a un espejo, el amor y la libertad fluyen como la mejor parte de la melodía, como el clímax de la letra de esa canción que es nuestra favorita o que se vuelve tal. El miedo es llevado a la nada, la soledad es desaparece en ese contacto con un propio yo lleno de todas las gentes de nuestra historia, las que observan el baile, las que viven en uno mismo, la libertad de vestir, de movimiento, de escoger, de luchar por algo mientras se baila, esa libertad que deja fluir lo mágico y erótico de un cuerpo esa libertad es lo que permite que se ame el baile y ese amor es lo que permite que el baile sea una acción que libera, en el momento en el que se baila, uno es libre y no niega más nada, se sabe existente, se sabe único, se sabe humano, es humano.
En el espacio de tiempo en que se baila, ya sean horas, minutos o segundos, se crea un mundo, son su propio universo y una constelación irrepetible en otro momento, ese momento es el contacto con una vida propia, con el amor y la libertad que uno mismo trae, por la cual lucha cada día.
Bailar y bailar y bailar, en un susurro al oído esa palabra repetida, da motivo, seducción, entrega, abre los ojos y sueña y baila, y se tu, sin ser mas que una persona con la fe en su amor y con el compromiso de ser su propia libertad. Tu cuerpo ya no es más tu limite.
Hasta para una persona como yo, que baila sin saber, en ese acto que me hace tocar tu mano y volar, ese momento en el que mi cuerpo y el tuyo son espirales de vida, dando vueltas, mis movimientos bruscos son una lucha por bailar como vivo.